A principios de mayo iniciaron las clases del Programa de Formación EM:FOCO 2021: Prácticas Escénicas Contemporáneas; que, en su modalidad virtual, produce el Centro Cultural Escénica en Movimiento desde el 2020. Un año lectivo diferente, pues el ciclo regresó a su original versión de formación continua (creado el 2010), luego de un proceso de selección digital donde participaron más de 60 bailarines y bailarinas. Se trata de un espacio que nos interesa, pero no sólo por ser una plataforma que permite la formación integral de intérpretes en danza contemporánea, desde y para nuestra región; sino que, también, porque en la experiencia de diálogo colectivo y contacto, siempre emergen nuevos saberes y preguntas que remueven esos lugares definitivos de la danza. El coreógrafo, docente e intérprete en danza Rafael Silva Provoste, es parte del programa y fue quien le dio inicio con su seminario “Cuerpo en Gravedad”.
Rafael estudió Licenciatura en Danza, en la Universidad Academia de Humanismo Cristiano, en Santiago, pero se traslada a la ciudad de Puerto Montt para formar la Compañía Tierra Húmeda, el año 2011. Junto a ese espacio creativo, dirige las obras “Des-Nudo”, “Reflexión” y “Canto de las Manos”, piezas de danza de gran formato que marcan una hoja de ruta sensible para su trabajo desde la potencia sonora, visual y cultural del entorno sureño. Los ecosistemas naturales son, sin duda, fuerzas que mueven su accionar creativo en danza, convirtiéndose en elementos que ha logrado desplazar a la docencia y la gestión en artes escénicas. Actualmente, junto a su compañero Álvaro Facuse Araya, coordinan Espacio Flor de Agua y está viviendo la dirección coreográfica de un nuevo proyecto junto a Tierra Húmeda, llamado “La Balsa”. Hace algunos días finalizó su seminario, y al calor de ese proceso, conversamos sobre su percepción y lectura de los nuevos escenarios que la coyuntura política, social y sanitaria ha dispuesto para la práctica de la danza. Nos interesa su mirada, sobre todo, por su experiencia afectada por un pulso colectivo y territorial.
Rafa, activemos un poco la memoria: ¿Cuáles sientes que son los ejes y fuerzas que han marcado tu camino en la práctica de la danza?
“La composición siempre ha sido un lugar muy atractivo para mí, aún cuando siempre ha sido un vértigo situar mi pensamiento, lugar, mi comunicación. Siento que he pasado por diferentes lugares e inquietudes, algunos más claros, otros más ambiguos, pero surge algo intuitivo que puedo reconocer y que da forma a los proyectos artísticos que impulso. Es difícil observarse y decir ¿cómo opera esto? Yo habitualmente estoy acostumbrado a ello y creo que eso me lleva a lugares de riesgo, por decirlo de alguna manera. Muchas veces mis trabajos nacen desde un lugar sobre el que no tengo previa claridad, pero que luego voy entendiendo. Me gusta la imagen del rompecabezas, pues las piezas esparcidas las unes lentamente para ver el total de la imagen, algo de esto me identifica en los procesos creativos. Dentro de esto puedo reconocer que me interesa mucho la condición humana, su contexto, la geografía donde habita y sobre todo su corporalidad y el movimiento de esta. También hay mucha problematización, cada proyecto me invita a romper con mis propios paradigmas, de lo que estoy haciendo o he hecho. Por ejemplo, yo que estoy situado aquí en el sur de Chile, ¿cómo hacer el trabajo en este lugar y que implica ser Puerto Monttino? ¿Cómo me contacto con mi entorno y con el contexto donde este trabajo se va a exhibir? Me interesa mucho, por eso, la naturaleza, cómo nos situamos, cómo nos encontramos en ella y la vivimos. Venirme a Puerto Montt me ha hecho tocar algo de esa condición humana, de cómo nos vinculamos con este entorno”.
Y en esa toma de posición, ¿Cómo has vivido y desplazado tu trabajo escénico a lo educativo y mediador? ¿Qué lugares ocupan esas dimensiones en tu quehacer artístico?
“Mi trabajo artístico ha sido bien nutrido desde la pedagogía y lo educativo. Al inicio no tenía muchas inquietudes de dedicarme a la docencia, pero cuando entras a estudiar danza, empiezas a entender que, también, la docencia es un lugar concreto para establecerte y comunicar, que podía tener herramientas para poder comunicarme con intérpretes, creadores y artistas. Cuando llegué a Puerto Montt, generé con Álvaro y con Verónica la compañía Tierra Húmeda, y logramos compartir con muchas personas más. Comencé a liderar ese grupo, porque era el responsable de los proyectos e ideas que se impulsaban desde ese lugar, y la pedagogía me empezó a dar esas herramientas para tener un encuentro con artistas de manera mucho más sensible. Desde ahí, también, empecé a trabajar con niños. Creo que ese ha sido uno de los encuentros más profundos vividos junto a mi pareja, Álvaro, con quien creamos la escuela, que ahora ya es Espacio Flor de Agua. Ha sido toda una aventura y un lugar potente, sobre todo, para poder escuchar. Es un lugar de transformación continua, porque tener el encuentro con diversas personas, diferentes contextos y realidades, me hace estar atento, haciendo que mi labor sea entender, fortalecer y promover las capacidades de cada una y uno de los estudiantes. Poder ser un agente mediador de la danza a tan temprana edad es un privilegio tanto como una responsabilidad, ya que todo tu quehacer tiene implicancias directas, pues quieras o no, en cierta medida te conviertes en un referente de estas futuras audiencias. Entonces tu trabajo está siempre repercutiendo en la creación, la docencia, la gestión y lo comunitario, para dar luces y estímulos de la profesionalización de la danza en la región.
El 2018 generamos la compañía Flor de Agua, integrada por estudiantes del área formativa, en su mayoría jóvenes, que han tenido un tiempo de práctica continua y que comienzan a desarrollar instancias creativas que generan trabajos con base en las exploraciones e inquietudes de sus integrantes. Es un lugar renovador y entretenido, me permite impresionar de sus diversos espectros creativos, sus reflexiones, compromiso e interés por estar en escena colaborando con sus ideas. Desde aquí puedo observar algunas luces que se despiertan en algunas personas con la actividad interpretativa, de creación y producción, lo que definirá su posible futuro como artistas.
¿Cómo enfrentaste y viviste este primer módulo virtual del EM:FOCO?
“Fue una experiencia súper interesante, porque dar clases por zoom, en forma continua, a un grupo tan diverso, me mantenía atento a cómo lograr que el material fuese asimilado, comprendido e incorporado, de acuerdo a la necesidad de cada participante. Afortunadamente, este módulo tenía la ventaja de estimular la exploración, para así fortalecer las inquietudes por el movimiento que presentaba cada integrante del programa. Fui un mediador para identificar de ese lugar, la conciencia de establecerse en la escena, indagar en una corporalidad construida y coherente a la idea que se quiere comunicar . Estudiamos el cuerpo, la interacción con su peso y su relación con los sentidos, que permiten estar conectados con el presente y, desde ahí, también fortalecer la capacidad de decisión. Surge una invitación a establecerse desde otra mirada, desde la danza a lo escénico, a cuestionar y buscar posibles instancias de intercambio de ideas en la escena.
Ahí empezaron las chicas y chicos a probar, lentamente, a combinar nuevas posibilidades de movimiento y recursos para poder compartir sus ideas.
Yo quedé súper contento, porque se logró que ellas y ellos pudieran sentirse cómodos con lo que estaban haciendo. Reconocían una nueva manera de situar el trabajo de sus danzas, esta vez, hacia la construcción de una imagen sensible. Yo sentía que había confianza en lo que se estaba haciendo y reconocía el tremendo potencial en la diversidad de cada participante del módulo. Se estimulaban entre ellos y se lograron momentos muy especiales. Yo creo que la experiencia que promoví en esas sesiones, se lograrán integrar paulatinamente a sus prácticas.”
Cuéntanos un poco sobre tu presente y la forma en que has enfrentado el escenario político y sanitario. ¿Cómo esta coyuntura ha girado, cambiado o transformado tu proyecto creativo en danza?
“El presente ha sido bastante ambiguo y extraño, porque parece que la pandemia comenzó ayer y ha pasado bastante tiempo. Acá en Puerto Montt estuvimos cinco meses encerrados y fue bien difícil sostenerlo. Hay un cuestionamiento que encierra toda esta contingencia. Está la fragilidad de nuestro lugar, de nuestro quehacer, que está como abandonado y sobreviviendo como sea posible, con cierta indiferencia que abruma. Nosotros no hemos tenido ninguna posibilidad de poder generar algo artístico, entonces, esta pausa ha sido como un vuelco a la docencia y trabajar un poco más en los procesos creativos y dejar que maduren las ideas. Estoy un poco sorprendido de todo lo que ha sucedido, de lo que se escucha, de lo que se especula, de lo que sucede con nuestro acontecer político. Dentro de ello, lo más claro que tengo ahora, para futuro, es la construcción definitiva del Espacio Flor de Agua donde pongo en práctica todas las dimensiones de mi trabajo, este nuevo centro para la danza permitirá situar mi futura actividad creativa para ser configurada, producida y exhibida. De ahí que las Compañías Tierra Húmeda y Flor de Agua tengan un nuevo escenario para intervenir y generar nuevas propuestas acordes a este espacio, con una propuesta arquitectónica que se instala en uno de los barrios patrimoniales de Puerto Montt. Ese lugar me ha hecho reencontrarme con lo sencillo, con algo más micro que tiene que ver con lo comunitario, con eso más nuclear y los pequeños cambios. Lo proyecto como empezar a visualizar algo más real, de no estar dependiendo de un teatro. Siento que el espacio es un cable a tierra donde empieza a transformarse la mirada en torno a nuestros proyectos, pero, también me provoca una tensión por saber cómo ocupar los recursos que tengo en este momento y apostar a que sea un lugar creativo y no cómodo”.
¿Qué proyectos, hoy, te tienen ocupado artísticamente?
“En este futuro incierto, hay uno que está naciendo, pero que viene explorandose desde mucho antes, del 2018, y que trabajé con estudiantes en espacio Flor de Agua. El proyecto se llama “La Balsa”. Aborda el cuadro ícono de Théodore Géricault llamada “La balsa de la Medusa”. Me pareció súper interesante, antes de la pandemia, lo que situaba ese cuadro, a propósito de todo lo que estaba pasando con la migración por el mar en Europa. También investigué que muchos artistas, incluso nacionales, habían tocado el tema de la migración. Todo ello reunía en su momento aquello que, como comentaba antes, forma parte de mi interés; la condición humana, sus conductas, anhelos, situación política, social y medioambiental. Los antecedentes históricos que dieron vida al cuadro, la propuesta del artista y el naciente movimiento artístico de aquella época, me parecieron súper potentes. Ahora con la pandemia cobra un nuevo sentido, una contingencia que nos ha despertado un estado que veo y siento que es muy colectivo. Ese estar a la deriva se hace mucho más evidente. Por otro lado, también hay un proyecto de mediano formato que estoy remontando. Fue un trabajo que hice en Chiloé, durante los primeros años, cuando llegué acá y empecé a trabajar en distintos lugares de la región. En Castro, me establecí con un grupo de chicas y armamos un proyecto creativo, el año 2014. Era un trabajo integrado solo por mujeres, que ronda en las sensaciones y experiencia de ser mujer y madre soltera en el sur de Chile. Entonces, nació la necesidad de remontarlo con la compañía Tierra Húmeda y algunas integrantes de los diversos talleres del espacio. Se conformó así este nuevo proyecto que en esta ocasión reúne generaciones de mujeres que rondan entre los 10 a 46 años. Todas conviven y dan forma al proyecto “Corazón”.
Si quieres conocer algo más de los proyectos creativos de Rafael, puedes hacerlo a través del trabajo escénico de la Compañía Tierra Húmeda y el Espacio Flor de Agua , de Puerto Montt, todo a través de sus redes sociales.
También, puedes conocer del proceso formativo de EM:FOCO y sus acciones este 2021 en www.escenicaenmovimiento.cl
Les invitamos a escuchar los testimonios de lxs estudiantes de EMFOCO en esta cápsula sonora.